lunes, 19 de marzo de 2012

El PAN y sus violaciones a la Ley y a la Democracia.

ARTICULISTA INVITADO, LIC HÉCTOR YUNES LANDA‏

Esta semana el PAN ha exhibido la peor de sus facetas con los desaciertos de su candidata a la Presidencia de la República y la élite dirigente de ese partido. En menos de 8 días Josefina Vázquez Mota ha logrado desprestigiarse lo suficiente como para poner en riesgo su segundo lugar en las preferencias electorales, dejando al descubierto una personalidad débil ante la opinión pública que mucho deja que desear no sólo para todos los mexicanos, sino incluso para sus propios partidarios y simpatizantes.

No hizo falta averiguar nada; las entrevistas realizadas por los medios de comunicación a los asistentes a dicho evento dieron prueba inobjetable de la intención electorera de la toma de protesta de Vázquez Mota. Uno de los entrevistados dijo entre dudas que iba a “un evento de Sedesol”, una señora dando la nota cómica afirmó que a ella la habían llevado para “una pelea de toros”, otro asistente más declaró que el iba a “cierre de campaña”, y por último, una mujer dejó en claro que ella no sabía a qué iba, pero que le daba igual.

Lo que estas declaraciones dejan claro es que tanto Josefina Vázquez Mota como el Partido Acción Nacional no están dispuestos a obedecer las reglas del juego con tal de obtener votos. Algo que no es de sorprender si consideramos que el mismo Presidente de la República se refiere a Vázquez Mota como “mi candidata” y la apoya abiertamente en juntas privadas, donde también, quien debe ser la referencia de la Democracia y su garante como Jefe de Estado, violó la Ley al mentir con descaro diciendo que su candidata iba a pocos puntos ya del candidato del PRI. Es evidente que la actitud de los panistas no tiene nada que ver con el ambiente de respeto y fair play que se ha observado tanto en el PRI como en la izquierda.

El PRI y Enrique Peña Nieto han dado un ejemplo admirable de lo que un partido debe representar para la gente. Se han conducido en todo momento con respeto a la ley y una moderación digna de ser reconocida. En contraste con un estadio lleno de acarreados en la toma de protesta de Vázquez Mota, Peña Nieto rindió protesta frente a poco más de mil de sus partidarios, en una reunión cerrada, respetuosa de la ley electoral, pero aún así mucho más exitosa por su congruencia y exaltación, a diferencia del chasco panista en el que la gente, harta de esperar por cuatro horas bajo el sol en el estadio, comenzó a salirse a ríos mientras la candidata blanquiazul daba su discurso de llamado a “la unidad”.

En honor a la verdad, de la misma manera la izquierda mexicana ha dado una histórica muestra de unidad y orden en lo que va del proceso electoral. Como nunca antes se ha mostrado atenta de los tiempos y se ha conducido en completa observancia de la ley, pidiendo incluso por escrito a las autoridades electorales que les fuera indicado todo aquello que está permitido en el proceso y todo lo que está prohibido.

La cuestión aquí es, si ya dos de las corrientes políticas mayoritarias del país han demostrado con absoluta civilidad lo que debe de hacerse para que el país consolide su democracia y vaya hacia adelante, ¿qué es lo que el PAN pretende lograr con estos desacatos a la ley? Queda muy claro quién es aquí el malo de la película; quién habla de corrupción y violaciones a la Ley, y demuestra en los hechos que representa la parte más oscura de nuestro sistema político.

Por último, como colofón de esta reflexión, conviene apuntar las desastrosas declaraciones de Josefina Vázquez Mota en lo que va de esta semana. Primero, cuando tratando de congraciarse con jóvenes de la ITAM dijo: “No soy perfecta, estudié en la Ibero”, logró con este comentario ofensivo para su “alma máter” volverse tema de opinión en las redes sociales. Segundo, ante la ola de críticas que ha recibido durante toda la semana, derivadas de su comentario sobre la Universidad Iberoamericana y de la controversia que suscitó cuando salió a la luz que en su tesis de grado afirma que la UNAM se ha convertido en un monstruo, la candidata no pudo más y declaró que hay una guerra sucia en contra de ella.

Guerra sucia, un término muy relacionado con la derecha mexicana. ¿Cómo hablar de guerra sucia cuando fue su partido el causante de una de las mayores divisiones y polarizaciones de la sociedad mexicana, allá en 2006 cuando Felipe Calderón se hizo de la Presidencia a base de las peores artimañas que los mexicanos jamás hayamos visto? ¿Cómo puede hablar de “Guerra Sucia” un presidente y su partido, quienes han desatado un pandemónium en México, desprestigiado la Política y lesionado nuestra democracia, por su infame obsesión de mantenerse en el poder a toda costa?

Por fortuna, una enorme mayoría de ciudadanos tan solo piden que esta pesadilla de malos gobiernos de la derecha termine y México pueda recuperar la paz social que tanto añoramos y el crecimiento económico que nos permita avanzar hacia nuestro desarrollo. Más de 50,000 muertos y 5 millones de mexicanos más en situación de extrema pobreza reflejan con claridad el tipo de cambio que el PAN provocó en nuestro país.

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